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Chapter 19 - EL DESPERTAR DEL CAOS

Sexto combate – Edu Hoshino, el lobo carmesí

Edu Hoshino – Primer año, Casa Elaris

vs.

Ragnar Velmott – Segundo año, Academia Yadari

Las gradas temblaban con la ovación. El nombre de Edu ya se había vuelto símbolo de intriga. Hijos de nobles, maestros y hasta jefes militares estaban atentos. Los rumores sobre él eran contradictorios, oscuros y peligrosamente intrigantes. Pero lo que estaba por presenciarse… superaría toda expectativa.

Del otro extremo del campo surgió un joven alto, cabello blanco y ojos azul gélido como el acero: Ragnar Velmott, experto en arte de manipulación elemental rúnica, hijo de un archimago del norte.

—Así que tú eres el famoso Hoshino —dijo con voz tranquila y cortante—. Me agrada tu mirada. No intentas esconder tu intención.

Edu, con expresión estoica, asintió.

—Y tú no pareces alguien fácil de doblegar. Me agrada.

Los dos se inclinaron con respeto… y el suelo entre ellos estalló en relámpagos y ondas de presión.

—Comiencen.

Ragnar alzó el brazo y dibujó en el aire un círculo rúnico, que liberó estacas de hielo reforzadas con núcleos de viento cortante. Edu giró sobre sí mismo y lanzó una onda expansiva de energía neutral, rompiendo las estacas en pleno vuelo. Su control del terreno, su velocidad, y su enfoque, eran simplemente monstruosos.

—No lo esperaba... eres técnico. ¿No usas arma?

Edu sonrió.

—No necesito una... aún.

Ragnar cargó contra él, abriendo múltiples runas en el suelo que detonaban bajo los pies de Edu. Pero Edu parecía predecirlas, esquivando con precisión milimétrica.

El público contuvo el aliento.

—¡Ese niño está leyendo los ataques de Ragnar! ¡Eso es imposible!

Desde las gradas, Sakura susurró:

—Él… está viendo todo.

En otro rincón del mundo…

Ruinas del Olvido – Último Sello: Sello del Olmo Negro

El sonido del viento se volvió antinatural.

Entre los pilares rotos de un templo olvidado, cubierto de raíces, musgo y lenguajes perdidos, una la misma figura encapuchada descendía lentamente por una escalinata oculta bajo tierra.

Frente a ella, un círculo mágico cubría un altar sellado con runas rojas y negras.

—Por fin… después de siglos el último sello—susurró la figura con voz ronca—. El Ojo no tardará en abrirse… pero el caos debe volver primero.

La figura colocó sobre el altar una joya negra que vibraba con ira latente.

—Fragmentos de la Llama Abismal… regresen al mundo.

Con un corte en la palma, la figura dejó caer sangre sobre el sello. Las runas se encendieron.

Y entonces, un chillido.

Un grito no humano, sino demoníaco, surgió desde las profundidades.

Los sellos se rompieron.

Un torbellino negro y rojo se liberó, extendiéndose en forma de ola maldita… cruzando montañas, ciudades, academias… y alcanzando la arena del torneo.

Torneo interrumpido – El estallido del maná maldito

Justo cuando Edu y Ragnar iban a colisionar por segunda vez, sus auras encendidas y sus ojos firmes… un viento antinatural azotó el campo.

El cielo oscureció.

La temperatura descendió bruscamente.

Una onda de maná pútrido y sangriento, teñida de rojo y negro, estalló sobre la academia como una bomba de energía maldita.

El combate se detuvo. Todos, desde los alumnos hasta los reyes presentes, sintieron una presión sobrenatural en el pecho.

—¿Q-qué… es esto?

—¡Mi magia no responde…!

—¡E-esto no es humano…!

Los más sensibles cayeron de rodillas.

Hinata se aferró a Mina.

Kenji miró al cielo, temblando. —Ese maná… eso no es magia… ¡es maldad pura!

Edu también sintió el estremecimiento.

Ragnar se arrodilló con una mano en el pecho.

—Esa cosa… ¡está viviente!

Desde las gradas, Ibuki Hoshino se levantó de inmediato.

Sakura susurró con horror:

—Eso… es una señal antigua. Una señal de que algo fue liberado.

Zuzu se puso de pie sobre la baranda, el pelaje erizado, las pupilas contraídas.

—No puede ser… ¿ya los despertaron? Mencionó alguien.

La figura en las ruinas sonrió desde la oscuridad.

—Dioses caídos… demonios antiguos… vayan por el Ojo. ¡Reclamen la llave!

Los altos mandos de la academia se pusieron de pie. El rector mismo apareció con un bastón encantado y un semblante fúnebre.

—El torneo queda suspendido —dijo con voz firme—. Se declara estado de alerta en todo el continente. Lo que ha sido liberado... está más allá de lo humano.

Edu miró al cielo, con el corazón latiendo desbocado. No entendía aún qué estaba ocurriendo, pero su alma lo supo desde siempre…

El caos había comenzado.

"Sombras sobre el cielo azul"

Ubicación: Academia Yureisyn – Gran Cámara de Reuniones

La Cúpula del Consejo Supremo de la academia, una sala circular con vitrales encantados y escudos de las casas nobles, resonaba con tensión. Reunidos en círculo estaban los representantes de cada academia participante, maestros, generales de élite, y algunos de los más grandes archimagos del continente.

Una proyección mágica del cielo negro y la onda de maná maldito se mantenía suspendida en el centro.

—¿Están seguros de lo que vieron? —preguntó el director Kiyoshi, con voz severa.

—No es una distorsión mágica cualquiera —respondió el archimago Arvald de la Academia Yadari—. Esa presión… es lo que antiguamente llamaban "emanación demoníaca". Y lo que es peor… no fue invocada. Se liberó.

La directora Nereza de la Casa Lirien se levantó de golpe, mirando a todos:

—Esto no es un incidente. ¡Esto es una advertencia! Alguien está reactivando sellos prohibidos… y no tenemos idea de cuántos han sido rotos.

—Los informes preliminares confirman actividad anormal en al menos tres regiones— añadió el comandante de vigilancia fronteriza —. Espirales de energía oscura, mutaciones en bestias, y aldeas enteras desaparecidas sin dejar rastro.

Los líderes se miraron en silencio.

—Esto... marca el inicio de una nueva era —dijo finalmente Kiyoshi—. A partir de hoy, se declara estado de vigilancia continental. Cancelamos el torneo. Cada academia regresará a su reino. Excepto nosotros.

Todos voltearon sorprendidos.

—¿Qué pretende, rector?

—Yureisyn está construida sobre un nodo mágico antiguo. Si esta guerra resucita, esta será una de las primeras zonas de impacto. Nos quedaremos. Investigaremos. Y entrenaremos… a quienes puedan resistir lo que se viene.

Reunión de los Hoshino

Horas más tarde, en uno de los salones privados de la torre norte de la academia, la familia Hoshino se encontraba reunida. Ibuki, Sakura, Kenji, Hinata y Edu, acompañados por las sirvientas Azumi y Shizuka, formaban un círculo íntimo. Zuzu estaba desaparecida desde el incidente.

Un silencio espeso reinaba hasta que Ibuki habló:

—Este no es un incidente común. Lo que sentimos… se relaciona con los antiguos textos que me prohibieron estudiar.

Sakura lo miró con preocupación.

—¿Crees que tenga que ver con los Fragmentos del Don?

Ibuki no respondió, pero bajó la mirada. Azumi sirvió té en silencio. Shizuka observaba a través de la ventana, con la mano sutilmente en la empuñadura de su daga oculta.

—Papá —interrumpió Hinata, con la voz aún temblorosa—. La energía que sentí… era como la de mi pesadilla de hace dos semanas. Oscura, roja… caliente. Como si algo me estuviera buscando.

—No fuiste la única —murmuró Kenji, cruzado de brazos—. Me sangraron los oídos. Pero no fue el maná. Fue mi cuerpo. Algo dentro de mí… reaccionó.

Edu miró a sus hermanos. Algo en su pecho vibraba. No miedo. No curiosidad. Anticipación. Como si una parte de él… esperara ese caos.

—No importa lo que venga —dijo en voz baja—. Estamos juntos. Como familia. Como lobos.

Azumi suspiró con una sonrisa:

—Supongo que incluso en el infierno, si hay un Hoshino, habrá batalla.

Todos rieron suavemente… pero el corazón de cada uno latía inquieto.

—¿Si encontraron a Zuzu?. Pregunto Edu.

Shizuka nego con la cabeza.

No lo sabemos, en cuanto apareció la onda de mana demoníaco salió corriendo.

En las sombras…

Desde el mirador más alto de la academia, una figura encapuchada observaba la luna distorsionada por la energía maldita.

—Pronto… se abrirán las cavernas —susurró la figura—. Y uno por uno, los fragmentos caerán. Todo comenzará… con el más valioso. El Ojo que no Duerme… aún ignora quién es.

La silueta desapareció en humo negro.

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