Bajo la mirada de sus raíces: comienzo de la segunda fase del torneo.
El rugido de la multitud sacudía los cimientos de la arena central de Yureisyn. El Torneo de Academias se había convertido en un espectáculo grandioso. Las banderas de cada Casa flameaban con orgullo, y desde las gradas más altas, Ibuki y Sakura Hoshino, acompañados por Azumi y Shizuka, observaban atentos.
—Ahí están… —susurró Sakura con ternura—. Mis pequeños ya no son tan pequeños.
—Mira a Edu —añadió Azumi, con una mezcla de orgullo y preocupación—. Parece calmado, pero sé que está listo para explotar si alguien lo provoca.
—Como su padre —intervino Shizuka con una sonrisa burlona.
Ibuki no respondió. Sus ojos estaban fijos en el campo de batalla, observando al mayor de sus hijos.
En la zona de preparación, Edu, Kenji y Hinata se encontraban junto a sus nuevos amigos: Daiki Suganami, Tetsuo Kaidou y Mina Kurosawa.
—No puedo creer que tus padres estén en la misma arena que tú —comentó Daiki, cruzado de brazos mientras hacía flotar pequeños guijarros a su alrededor con su magia gravitacional—. Yo estaría vomitando.
—Sí, bueno, Edu ya lo hizo esta mañana —soltó Tetsuo con una carcajada, dándole un empujón amistoso a Edu.
—¡No fue por eso! ¡Zuzu me dejó un ratón dentro del zapato! —respondió Edu, indignado.
—Justo cuando pensábamos que ya no podía superarse —comentó Mina, hojeando su grimorio—. Esa gata está redefiniendo el concepto de "trauma mágico".
—Ese gato no es común —replicó Edu con gravedad, mirando a sus amigos uno por uno—. Es un demonio con pelaje suave. Y ustedes lo celebran como si fuera una santa.
Zuzu ronroneó con perfecta sincronía, como si supiera que estaban hablando de ella.
Fase II: INICIA LA SEGUNDA RONDA DEL TORNEO
El clarín del torneo resonó como un trueno.
—¡Participantes al campo! —anunció el profesor principal desde la plataforma elevada.
El nombre que apareció en la esfera flotante fue:
Tetsuo Kaidou vs. Erwald Lüren de la Academia Vastbrünn.
Los aplausos se dispararon. Erwald era un espadachín extranjero con una reputación temible. Pero Tetsuo no retrocedió. Se sacó la chaqueta, giró su lanza y caminó hacia el centro del coliseo con una seguridad abrumadora.
—Muéstrales quién manda, Kaidou —gritó Kenji desde las gradas.
—No le dejes espacio para respirar —añadió Edu, aunque Zuzu lo tapó con un bostezo.
Desde su palco, Ibuki asintió lentamente al ver a Tetsuo entrar.
—Ese chico tiene potencia. Si no se quiebra mentalmente, será un gran abversario para todos… incluso para Edu.
El combate comenzó.
Rápido. Violento. Preciso.
Tetsuo avanzó como una tormenta controlada. Cada barrida de su lanza creaba ondas de choque. Erwald contraatacaba con magia elemental en sus espadas dobles, pero Tetsuo esquivaba y respondía con fuerza física sobrehumana.
Daiki murmuró mientras analizaba los movimientos:
—Está usando microcontroles gravitacionales para adherir la lanza a sus palmas sin perder movilidad. Inteligente… brutalmente inteligente.
Mina, tomando notas rápidas con un pincel mágico, añadió:
—Y está prediciendo los flujos mágicos de su enemigo antes de que las runas se activen. Su cuerpo reacciona antes que su mente.
Finalmente, tras un giro vertiginoso y una finta falsa, Tetsuo desarmó a Erwald, lo derribó con un empuje seco de su lanza y apuntó su punta al cuello del rival.
Silencio.
Luego…
¡Explosión de vítores!
La victoria fue clara.
Tetsuo levantó el brazo, saludando al público. Desde lo alto, Sakura aplaudía emocionada, mientras Ibuki apenas soltó una pequeña sonrisa de aprobación.
En la zona de espera, Edu recibió a Tetsuo con una sonrisa ladeada.
—Supongo que la próxima vez te dejaré el desayuno gratis.
—Con que Zuzu no me lo robe, estoy bien —respondió Tetsuo, agitando su lanza al aire.
El Torneo apenas comenzaba… y los rugidos no harían más que crecer.
Nace un nuevo vínculo:
Después de que Tetsuo peleará, hubieron muchas más peleas intensas y el día paso más rápido de lo normal, al día siguiente:
En el área de descanso de la Casa Elaris, Edu Hoshino se encontraba sentado bajo un árbol del jardín interior. Observaba el cielo mientras Zuzu, su inseparable gata-demonio, dormía cómodamente sobre sus piernas, ignorando por completo el bullicio de los combates.
De pronto, Daiki Suganami, su compañero de segundo año, se acercó con su típica mirada tranquila y una manzana flotando a su lado gracias a su magia gravitacional.
—No deberías estar tan solo —comentó con suavidad mientras hacía levitar otra manzana hacia Edu—. Ya hiciste suficiente con escapar de Zuzu anoche. No querrás que otro escándalo te persiga.
—Gracias, Daiki —respondió Edu con una leve sonrisa—. Aunque lo dudo. Zuzu es la peor publicidad posible.
—¿Hablando mal de mí otra vez? —gruñó una voz familiar. Tetsuo Kaidou, el tercer año especialista en combate físico y armas, se acercó estirando sus músculos, la lanza al hombro—. Oye, ¿ya te convenciste de que Zuzu no es un fantasma?
—No —replicó Edu con tono serio—. Solo cambié mi hipótesis a "ente demoníaco burlón con forma felina".
Todos soltaron una carcajada, justo cuando Mina Kurosawa, la analista mágica de la Casa Lirien y amiga cercana de Hinata, se unía al grupo con un grimorio entre sus brazos.
—He estado revisando los patrones mágicos de la esfera de evaluación —dijo con los ojos brillando de emoción intelectual—. Lo que hizo contigo, Edu… fue como si no pudiera analizarte por completo. Como si algo dentro de ti estuviera distorsionando los flujos.
—Me niego a ser parte de tus experimentos —dijo Edu sin moverse—. Ya tengo suficiente con mi acosadora peluda.
Mina se rió y giró hacia Hinata y Kenji, quienes acababan de llegar con bocadillos de la cafetería.
—¡Hermana menor! —exclamó Mina, dándole un empujón cariñoso—. Tu gato está a punto de ser demandado por trauma psicológico.
—Zuzu es una heroína —respondió Hinata con una sonrisa traviesa—. Está entrenando a Edu en el arte del miedo.
—Mi miedo no necesita más entrenamiento —gruñó Edu mientras tomaba la manzana flotante de Daiki.
El ambiente entre ellos era cálido. Los lazos que se habían forjado entre los hermanos Hoshino y sus nuevos amigos eran sinceros, nacidos en medio de bromas, duelos mágicos y un caos diario que solo Yureisyn podía ofrecer.
Pero algo inquietaba al grupo.
– "¿Y si era real…?". " ¿Y si de verdad las historias sobre los demonios que nos contaban de niño, fueran reales? " Pregunto Mina, con tono preocupante.
—No dormí nada anoche… Cada vez que cerraba los ojos, veía la cara de ese tal Verakar… con su boca llena de cuchillas. Susurro Daiki.
Tetsuo (tratando de bromear):
—¡Y yo soñé que Thalzaeth me tiraba rayos mientras gritaba "¡ENTREGA TU TAREA DE MATEMÁTICAS!"!
Todos se ríen. Incluso Zuzu, sobre el regazo de Hinata, maúlla como si entendiera el chiste.
Kenji (en tono bajo):
—Pero en serio… ¿Y si fue real?
Silencio. Las risas se apagan.
Daiki (mirando al techo):
—Si fue real… ¿no es extraño que casi nadie lo recuerde? ¿O que haya tan pocos registros?
Hinata:
—Quizá por eso nadie lo enseña… porque da miedo.
De repente, un pequeño estruendo mágico resono en el cielo—finanlizando la cuarta fase del torneo.
Hinata grita.
Mina salta y lanza sin querer una bola de agua que moja a Daiki.
Daiki (mojado):
—¡¿QUÉ DEMONIOS, MINA?!
Mina:
—¡Perdón, perdón! ¡Fue reflejo de combate!
Edu (riendo):
—¿Reflejo? ¡Parecías una fuente de jardín!
Todos vuelven a reír.
Kenji (jugando con una cuchara):
—Deberíamos hacer un pacto:
Daiki se pone serio por un momento.
Daiki:
—Si algún día ocurre… si esos seres aparecen de nuevo…
Yo pelearé. Aunque me muera del miedo.
Mina:
—Sí… bueno, intentaría no orinarme, pero sí.
Tetsuo (tomando aire con decisión):
—Yo también. Aunque no sea tan fuerte, puedo defender a quienes amo.
Kenji:
—Yo entreno para eso. Para proteger… aunque no sepa si estoy preparado.
Hinata (mirando a Edu):
—Si un día el cielo se rompe…
Quiero que estemos juntos. Y enfrentarlo como familia.
Edu (sonríe, mirando el cielo):
—Si alguna vez llega ese día…
No me importa lo que venga.
Lucharé de pie. Con todos ustedes a mi lado.
Escena Final – "Promesa de Estrellas"
La cámara muestra a los seis acostados en el suelo, en forma de estrella, con Zuzu en el centro, ronroneando.
Los juegos artificiales resonando y estallando en los cielos, simulan el nuevo vínculo forjado por los hermanos Hoshino y sus amigos.
Kenji (mirando los fuegos artificiales):
—Tal vez fue solo un cuento.
Tetsuo:
—O tal vez… fue una advertencia.
Hinata:
—Sea lo que sea, lo enfrentaremos con una sonrisa.
Mina:
—Y con una muda extra de ropa… por si acaso.
Todos ríen.
La escena se congela en la risa colectiva.
Mientras el sol comenzaba a descender tras los muros de la academia Yureisyn, el rugido de la multitud marcaba el inicio de una nueva era.
Los jóvenes titanes se alzaban uno a uno.
Las gradas vibraban.
Las casas nobles observaban.
Y la familia Hoshino estaba presente, sintiendo orgullo, temor y emoción por igual.